Del padre Huc a Alexandra David-Neel, alcanzar el Himalaya desde su corazón, Lhassa, ha sido la aventura de su vida. Todavía hoy este viaje, no le falta aventura, en la expresión “Techo del mundo” lleva consigo todo el riesgo. A la magia de los inmensos paisajes responde con un increíble riqueza de monumentos. Siguiendo la antigua ruta que lleva de Lhasa a Katmandu, recorrida durante siglos por monjes budistas, peregrinos, artistas y mercaderes, descubriremos la increíble faceta de la civilización tibetana: la gran universidad de monjes de Sera y Drepung, sus pueblos tradicionales, sus sitios históricos, como el Samye y Potala, también de las maravillas artísticas como por ejemplo Gyantse... La increíble fe de los tibetanos dará en ocasión única de comprender la llave de su sabiduría.
Sobre la inmensa planicie del Tibet, los pastores llevan a los campos a sus rebaños (yaks, ovejas, cabras y caballos), ningún árbol se divisa en el horizonte. Los montes ondulantes se repiten hasta el infinito, se van suavizando hacia el sur de la cadena de los himalayas para hacerse luego mas importante en la proximidad del valle y de las lenguas glaciarias. Los nomadas tibetanos se han adaptado a un universo particularmente hostil. Cubiertos con sus grandes mantos, soportan con calma los vientos de mas de 200 km por hora, o temperaturas inferiores a los 20 grados, El invierno bajo la tienda, encuentran calidez de una pequeña llama dada por los excrementos secos del yak, el único combustible disponible. El comercio (animales, lana, sal) la lleva a comercializar al sector indio.
La pendiente tibetana del himalaya, ofrece el mejor acercamiento posible al Everest. Del campo base de Rongphu, disfrutaremos de un espectáculo magnifico de cientos de picos nevados. El Everest - Chomolangma - en tibetano, Sagarmatha en nepalíes, esta compuesta de paredes vertiginosas, casi lisas, justo sobre el Rongphu
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