Primero, vamos a explorar el Tamil Nadu iniciando el descubrimiento cultural con la visita de templos y de bazares indios. Es también la oportunidad de descubrir Pondichery, la antigua factoría francesa de las Indias, con su encanto desusado, y también los pueblos de pescadores y la playa de Mahabalipuram.
Seguimos en dirección del Kerala. El punto de cruce de varios caminos comerciales antiguos, el Kerala ofrece una gran riqueza cultural. Egipcios, fenicios, chinos, árabes, portugueses y holandeses...se han sucedido en sus puertos. Estas influencias son particularmente perceptibles en Cochin, ciudad portuaria construida sobre las islas del mar de Omán que se sitúan en frente de la costa fragmentada del continente. Pero el Kerala no se resume a su riqueza cultural. La gran variedad de los paisajes (selva de montaña, arrozales inundados, plantaciones de cocoteros y especias, costas fragmentadas), una fauna y una flora extremamente ricas, y la acogida de los habitantes, son criterios que hacen de esta región una de las más atractivas del mundo indio.
Después de la exploración del Parque del Periyar, tomamos un momento de descanso bien merecido, primero a bordo de los backwaters donde el encanto y la comodidad de los Houseboats se conjugan con la belleza natural de los lugares, compuestos de canales, lagos y lagunas. Después vamos a visitar Cochin, una ciudad portuaria y seductora, rica por su pasado histórico que refleja perfectamente el eclecticismo del Kerala.
En dirección del Norte, descubrimos el antiguo estado principesco de Mysore, donde dormitan los templos de piedras de la India, testimonios de imperios desaparecidos. En estos santuarios, los dioses petrificados del panteón hindú parecen fulminar o acariciar a los vivos con sus miradas. El Karnataka evoca un gran museo con cielo abierto, exponiendo a los ojos de los viajeros asombrados ruinas de una gran belleza: Belur, Haelbid, Hampi, Badami... Estos vestigios duermen fuera de los pueblos aislados en los paisajes áridos del Deccan, en la cima de una colina o al lado de un río. Aunque están catalogados en la lista del patrimonio mundial de la Unesco, no están asaltados por las muchedumbres. Los verdaderos aficionados van a apreciar más su intimidad.
Por fin, descansaremos sobre las playas paradisíacas de Goa. La personalidad de Goa, antiguo enclave portugués, se distingue del resto de la India. Los pueblos de Goa, donde la arquitectura lleva la marca de cuatro siglos de influencia portuguesa, revelan sus coquetas casas sumergidas abajo de las buganvillas, y sus trescientas iglesias que tiene esta esquina de paraíso. Es sin duda el estado indio en el cual la gente se siente más de “vacaciones”.
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